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Resultados elecciones europeas 2009 7 junio 2009

Posted by cientificoloco88 in Elecciones Europeas 2009, España, Unión Europea.
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Ha terminado la jornada electoral para el Parlamento Europeo de 2009. Los resultados eran los esperados, que no los deseables para los europeístas. El PP ha ganado en España y previsiblemente el PPE lo hará en la Unión Europea. De momento, se espera también una subida de los partidos de ultraderecha y euroescépticos.

Evidentemente, los resultados se harán públicos al cabo de unas horas y los datos serán los que serán y así tendremos que aceptarlo pero…creo que nos quedará la duda de si estos resultados son legítimos o no porque sigo pensando que, al menos en España, hemos votado como españoles pero no como europeos. Hemos votado como si votáramos para renovar el Parlamento español, como si tratáramos de aprobar o suspender al gobierno nacional. Tal vez me equivoque y la gente haya tenido más criterio que el que han demostrado los partidos mayoritarios, sobre todo el PP (pero PSOE no se queda atrás). Y no olvidemos que el sistema político no es bipartidista y existen alternativas a PP/PSOE que son igual de válidas e incluso mejores.

Supongamos que la gente pensaba en el Parlamento Europeo a la hora de depositar su voto en la urna y que no estaban dando un voto para Zapatero o Rajoy. Cuando el PE comience a funcionar en su nueva legislatura y empecemos a ver aprobarse ciertos decretos que no nos resulten muy agradables…esperemos que no tengamos que arrepentirnos de no haber leído los programas electorales europeos, de no haber sido críticos con las palabras de los líderes políticos y de no haber vencido la vaguería de un domingo por la tarde.

En resumen, los resultados son más que claros. Sólo espero que no nos arrepintamos de lo que hemos hecho, o peor aún, de lo que no hicimos.

Dentro de un tiempo prudencial, cuando la tormenta de las elecciones haya pasado, el Parlamento Europeo esté oficialmente constituido, sepamos el nombre de su Presidente/a y de los cargos relevantes, escribiré un artículo detallando mi opinión sobre estas elecciones que, ya adelanto, considero que han sido funestas para el ánimo de los europeistas progresistas.

Resultados nacionales, ofrecidos por el Ministerio del Interior, aquí.

Resultados de todos los países europeos, ofrecidos por la Unión Europea, aquí.

Europa no es de izquierdas 5 May 2009

Posted by cientificoloco88 in Economía, Elecciones Europeas 2009, España, Unión Europea.
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De la mano del blog Raül Romeva, militante de ICV, eurodiputado por el grupo Verdes-ALE y miembro de diversos intergrupos del Parlamento Europeo, como el Intergrupo LGTB, he conocido esta mañana un artículo de José Ignacio Torreblanca titulado «Europa no es de izquierdas». Una verdad como un templo. Y la verdad es que no tiene pinta de cambiar de rumbo.

Curiosamente los que nos metieron en la crisis económica en la que ahora estamos inmersos son los mismos que se publicitan como si fueran el remedio milagroso contra su misma quimera. Y no digo que el centro-izquierda (léase PSOE) tenga las soluciones adecuadas. Puede que tenga ciertos remedios pero que no se atreve a poner en marcha…o si lo hace sólo los pone a medias. Y no se atreve por esa especie de vergüenza de los partidos de izquierda a actuar como verdaderos partidos de izquierda, es decir, con medidas de izquierda. Porque las medidas de izquierda están mal vistas en un continente que ha sido tradicionalmente de derechas o de ultra-derecha. Y nadie puede negar que lo haya sido. Por obligación o por devoción…pero somos un continente tradicionalmente de derechas. Y los partidos de izquierda cuando llegan al poder solo tienen en mente el evitar perder votos. Y en lo que política nacional se refiere no hay mejor ejemplo que la actuación del actual gobierno socialista con la Iglesia. En el periodo electoral existía un cara a cara permanente entre la Conferencia Episcopal y el PSOE, pero una vez que llegaron al poder ese cara a cara fue haciéndose cada vez más «light» hasta que ha llegado a la sumisión absoluta. Todo por no perder votos. Los mismos votos que les alzaron al poder. Pero no se dan cuenta que actuando con esta timidez pierden otros votos. Otros votos mucho más importantes: los de la gente de izquierdas. Y esa gente es la que de verdad da fuerza al partido y legitimidad al gobierno. Pero es evidente que uno se cansa de ver como el partido que vota se sume en la quietud y lo «políticamente correcto».

Y si extrapolamos este escenario nacional al ámbito europeo vemos que las cosas no son muy diferentes. Sólo cuentan los votos. Al menos en el resto de Europa se puede decir que los partidos de izquierda son algo más «agresivos»…pero no mucho más. Y tal vez sean la solución a los problemas que ahora mismo inundan Europa…pero sin el voto de los ciudadanos poco pueden hacer.

Y no se puede asegurar que las soluciones a los problemas estén en la izquierda, evidentemente. Nadie tiene la receta mágica para todos y cada uno de los problemas que recorren el viejo continente. Pero lo que sí está claro es que la derecha tampoco las tiene. Es más, es la fuente de cada uno de nuestros problemas. Es la causa del recorte de nuestros derechos, de una crisis económica en auge, de un medio ambiente dañado (sólo por el beneficio económico empresarial)…No estoy hablando de temas lejanos a la ciudadanía. Estoy hablando de la Propuesta de la jornada laboral de 65 horas, estoy hablando del Telecoms Package que se vota hoy en el PE, de las medidas económicamente liberales (casi libertinas) que la derecha toma como bandera…

Tengo algo muy claro. La solución a esta crisis y a la mayoría de los problemas tanto nacionales como europeos no está en los parlamentos nacionales sino en el Parlamento Europeo, el único que aglutina el poder de mover la maquinaria necesaria para cambiar las cosas al nivel que ahora mismo se necesita. Y si la derecha no ha sido capaz de hacer mover esos engranajes sólo nos queda la opción de la izquierda. No perdemos nada por dar una oportunidad a los partidos de izquierda. Está en nuestras manos decidir…y la decisión se toma tan pronto como el 7 de Junio.

Europa no es de izquierdas

JOSÉ IGNACIO TORREBLANCA (El País 27/04/2009)

Un transbordador de la compañía Viking sale de Helsinki a las diez menos cuarto en dirección a Tallin. A la misma hora, un transbordador de una compañía estonia sale de Tallin en dirección inversa. Pero la pregunta no es, como en los cuadernos del colegio, a qué hora se cruzan, sino por qué, si los dos hacen el mismo trayecto y dan el mismo servicio a los pasajeros, uno va lleno y otro vacío. Respuesta correcta: el ferry finlandés no puede competir porque opera con trabajadores que cobran salarios finlandeses mientras que en el otro los trabajadores cobran salarios estonios.
¿Qué es lo que hace la compañía Viking? Crea una filial en Estonia, rematricula su transbordador Rosella bajo pabellón estonio, despide a sus empleados finlandeses y contrata a otros estonios por salarios más bajos. ¿Qué es lo que hacen los trabajadores finlandeses? Denunciar el caso ante la Federación Internacional de Sindicatos del Transporte e ir a la huelga para forzar a Viking a firmar un convenio colectivo que le obligue a mantener los salarios aunque contrate trabajadores estonios. La empresa acude al Tribunal de Justicia Europeo, con sede en Luxemburgo, y argumenta que las medidas de presión de la federación de sindicatos y la huelga suponen una coacción a la libertad de establecimiento. El tribunal, en su sentencia de diciembre de 2007, da la razón a la empresa argumentando que la presión sindical impide a Viking ejercer su legítimo derecho a establecerse en otro Estado miembro.

Golpe a los sindicatos

Esa sentencia se produce en paralelo a otras similares (Laval o Rüffert), que se refieren a hechos parecidos acaecidos en Suecia o Luxemburgo, y en las que la justicia europea ha venido dando la razón a las empresas. Al decir de la Confederación Europea de Sindicatos, estos pronunciamientos del tribunal reducen las posibilidades de los sindicatos de garantizar condiciones de empleo iguales para los trabajadores independientemente de su nacionalidad. Sumadas a directivas como la Bol-kenstein o las 65 horas son interpretadas por los sindicatos (y por gran parte de la sociedad) en términos de desarme forzoso de herramientas clave (como la negociación colectiva o el derecho de huelga) para asegurar los derechos de los trabajadores en una economía abierta y globalizada.
Todo ello apunta a un problema que merece la pena discutir en profundidad con motivo de las próximas elecciones europeas del 7 de junio: que Europa no es de izquierdas. Ni lo es estructuralmente, ya que la construcción europea tiene un evidente sesgo liberal, ni lo es coyunturalmente, porque la izquierda política está en minoría, y casi seguramente lo seguirá estando tras los comicios europeos, ya que la crisis no parece afectar a las perspectivas electorales de los partidos conservadores.

Desde los años ochenta, las políticas liberalizadoras y de mercado han avanzado imparablemente por la senda de la mayoría cualificada mientras que las políticas correctoras de mercado o de carácter redistributivo o bien han estado explícitamente excluidas de la construcción europea o bien han avanzado al paso de tortuga marcado por la unanimidad, el mínimo común denominador y las idiosincrasias nacionales. Además, la última ampliación ha reforzado esta tendencia de tal manera que la Europa social es hoy poco más que un eslogan.
La solución no está, sin embargo, en transferir el Estado de bien-estar al ámbito europeo (las encuestas dicen que los europeos quieren que las prestaciones sociales se mantengan en el ámbito nacional), sino en pensar conjuntamente de qué forma pueden las políticas europeas compensar a aquellos mismos que perjudican. Obviamente, esto no va a ocurrir vía el presupuesto europeo: con el 1% del PIB europeo a su disposición (y bajando), Europa apenas alcanza a compensar a los agricultores y a las regiones más pobres. Pero el poder de Europa no está en sus presupuestos, sino en su capacidad de elaborar leyes, leyes que priman sobre el derecho nacional y que tienen efecto directo sin necesidad de ser traspuestas al ámbito nacional, leyes que pueden proteger a los trabajadores, a los consumidores, a los ciudadanos o al medio ambiente.
Es por esa razón que el Parlamento Europeo es tan importante y, también, la razón por la que las elecciones europeas importan tanto. En la actualidad, y, más aún, si finalmente se aprueba el Tratado de Lisboa, el Parlamento Europeo tendrá la última palabra a la hora de aprobar legislación, pudiendo rechazar o enmendar la legislación que proponga la Comisión o los Estados miembros, legislación que afecta muy profundamente las vidas de los ciudadanos. Hay veces que Europa parece estar muy lejos, otras veces está aquí mismo, aunque más a la derecha de lo que nos gustaría.

Historia del Parlamento Europeo 18 febrero 2009

Posted by cientificoloco88 in Elecciones Europeas 2009.
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Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Europa se encontraba dividida. Sólo España y Portugal mantenían sus regímenes autoritarios. En el resto de países, las fuerzas antifascistas (desde comunistas y socialdemócratas hasta liberales y conservadores) formaron gobiernos de unidad encargados de establecer la democracia. Las principales prioridades de estos gobiernos van a ser el mantenimiento de la paz y la reconstrucción de sus países. Este proceso de reconstrucción se va a ver condicionado por la hegemonía militar de Estados Unidos y de la Unión Soviética, los dos aliados de Europa contra el nazismo aunque, al mismo tiempo, protagonistas de la Guerra Fría.

Teniendo en cuenta las características que presentaba la postguerra, no es extraño que la cooperación militar y económica fueran los primeros objetivos de las primeras organizaciones europeas aunque también habían surgido iniciativas que tendían a reforzar la cooperación política. Una de estas organizaciones de carácter económico es el Benelux, formado por Bélgica, Holanda y Luxemburgo y que se puede considerar como el modelo de integración seguido por la Comunidad Económica Europea (CEE).

Desde el punto de vista político, bajo el impulso de ciertos movimientos como la Unión Europea de los Federalistas, el Movimiento para los Estados Unidos Socialistas de Europa o el United European Movement, van a surgir ciertas iniciativas para favorecer el incremento de cooperación entre los diferentes estados e, incluso, la unificación europea. En 1946, Winston Churchill va a pronunciar un discurso en la Universidad de Zurich en el que va a referirse a una hipotética unión federal de Europa denominada como Estados Unidos de Europa: «Tenemos que construir una especie de Estados Unidos de Europa, y sólo de esta manera cientos de millones de trabajadores serán capaces de recuperar las sencillas alegrías y esperanzas que hacen que la vida merezca la pena. El proceso es sencillo. Todo lo que se necesita es el propósito de cientos de millones de hombres y mujeres, de hacer el bien en lugar de hacer el mal y obtener como recompensa bendiciones en lugar de maldiciones«. Todo esto va a llevar en mayo de 1949 a los representantes de Francia, Reino Unido, Italia, Dinamarca, Noruega, Suecia, Irlanda, Bélgica, Holanda y Luxemburgo a crear el Consejo de Europa que tenía como objetivos discutir «cuestiones de interés común, asegurar el respeto de los derechos humanos y establecer acuerdos y acciones comunes en materia económica, social, cultural, científica, legal y administrativa«.

Las transformaciones económicas, políticas y sociales de Europa después del final de la guerra habían impulsado un considerable aumento de la cooperación y de los intercambios entre los diferentes países aunque todavía en un nivel insuficiente para abastecer la necesidad de los diferentes estados para completar la reconstrucción del continente. Esto llevaría en poco tiempo a la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA).

El 9 de mayo de 1950, Robert Schuman, Ministro de Exteriores francés, junto con Jean Monnet, comisario general del plan de modernización y equipamiento del gobierno francés, lee el discurso ahora conocido como Declaración Schuman y que significó el inicio de la Europa comunitaria. En dicha declaración se proponía la creación de una comunidad franco-alemana para aprovechar de forma conjunto el carbón y el acero (elementos esenciales para la reconstrucción) con la posibilidad de ampliar esta opción a otros países para crear una comunidad de libre tráfico de personas, mercancías y capital. De esta forma, uno de los fragmentos más conocidos de la declaración es el siguiente: «Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho. La agrupación de las naciones europeas exige que la oposición secular entre Francia y Alemania quede superada, por lo que la acción emprendida debe afectar en primer lugar a Francia y Alemania

La CECA va a nacer con el Tratado de París firmado el 18 de abril de 1951 entre Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo. El Tratado de París entró en vigor el 23 de julio de 1952. Uno de las instituciones claves de la CECA, junto con la Alta Autoridad y el Consejo de Ministros, es la Asamblea o Asamblea Común. La Asamblea Común es la institución compuesta por miembros designados por los Parlamentos nacionales, es decir, precursora del Parlamento Europeo. El 23 de julio se nombra presidente de la Asamblea Común a Paul-Henri Spaak. La primera reunión de dicha Asamblea tiene lugar el 10 de septiembre de 1952. Los siguientes presidentes de la Asamblea serán los italianos Alcide de Gasperi y Giuseppe Pella y el alemán Hans Furler.

La Asamblea, según lo establecido en el artículo 22 del Tratado de París, se solía reunir el segundo martes del mes de mayo. Se podía convocar por orden del Consejo una reunión extraordinario o bien por petición de una mayoría de miembros de la Alta Autoridad: «La Asamblea celebrará cada año un periodo de sesiones. Se reunirá sin necesidad de previa convocatoria el segundo martes de mayo. El periodo de sesiones no podrá prolongarse más allá del final del ejercicio económico en curso. La Asamblea podrá ser convocada en periodo extraordinario de sesiones a petición del Consejo para emitir un dictamen sobre las cuestiones que éste le someta. Igualmente podrá reunirse en periodo extraordinario de sesiones a petición de la mayoría de sus miembros o de la Alta Autoridad» Según el artículo 23 hay que elegir a un Presidente entre sus miembros. Según el artículo 24, la Asamblea podía aprobar una moción de censura que obligara la renuncia de los cargos de la Alta Autoridad: «La Asamblea procederá a la discusión, en sesión pública, del informe general que le presentará la Alta Autoridad. La Asamblea, en caso de que se le someta a una moción de censura sobre el informe, sólo podrá pronunciarse sobre dicha moción transcurridos tres días como mínimo desde la fecha de su presentación y en votación pública. Si la moción de censura fuere aprobada por mayoría de los miembros que componen la Asamblea, los miembros de la Alta Autoridad deberán renunciar colectivamente a sus cargos. Continuarán despachando los asuntos de administración ordinaria hasta su sustitución con arreglo al artículo 10.» Así, las tareas de la Asamblea Común se limitaban a una simple tarea de revisión y control.

Hasta 1957 no se da un nuevo impulso a la CECA. El 25 de marzo de ese año se firma en Roma el Tratado Constitutivo de la Comunidad Económica Europea (CEE) y el Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea de la Energía Atómica (Euratom) cuyo conjunto se conoce como Tratados de Roma y que junto con el Tratado Constitutivo de la CECA forman los Tratados Constitutivos de las Comunidades Europeas. Los países firmantes son los seis países que formaban parte de la CECA. Entraron en vigor el 1 de enero de 1958 con la ratificación de los parlamentos de los estados miembros. En el Tratado Constitutivo de la CEE se establecía la unión aduanera y la Política Agrícola Común (PAC). Además, el Tratado establecía la creación de la Asamblea Parlamentaria Europea, heredera de la Asamblea Común de la CECA y común a las tres comunidades (CEE, Euratom y CECA). La primera sesión de la Asamblea tendrá lugar el 19 de marzo de 1958 y para los dos primeros años de la Asamblea se elige como Presidente de la misma a Robert Schuman para después ser reemplazado por Hans Furler. Para entonces la Asamblea está compuesta por 142 representantes designados que hablaban cuatro lenguas. En 1962 se decide cambiar el nombre de la Asamblea Parlamentaria Europea por el de Parlamento Europeo (PE) y se nombra al italiano Gaetano Martino como nuevo Presidente y en 1964 a los belgas Jean Pierre Duvieusart y Victor Leemans. El 8 de abril de 1965 se firma el Tratado de Bruselas por el cual se fusionan los órganos ejecutivos de las tres comunidades europeas dando lugar a la Comisión Europea (CE), heredera de la Alta Autoridad, y al Consejo Europeo o Consejo de la Unión Europea (CUE), heredero del Consejo de Ministros. Los siguientes Presidentes del PE antes de las primeras elecciones serán Alain Poher, Mario Scelba, Walter Behrendt, Cornelis Berkhouwer, Georges Spénale y Emilio Colombo.

En el Tratado de Roma se mantienen las tareas de revisión y control que el Parlamento ya poseía aunque ahora también se sumaba el control sobre los nuevos temas como la agricultura, aduanas y servicios. Las disposiciones institucionales vienen recogidas en la quinta parte del Tratado. Así, en la sección primera, del capítulo primero, del título primero vienen recogidas las disposiciones referentes al Parlamento Europeo. El artículo 137 viene refiriéndose a las tareas de deliberación y control que ejerce el Parlamento Europeo dentro del seno de la CEE. El apartado 1 del artículo 138 se modifica mediante el Acta relativa a la elección de los representantes en el Parlamento Europeo del 17 de julio de 1979: «Los representantes en el Parlamento Europeo de los pueblos de los Estados reunidos en la Comunidad serán elegidos por sufragio universal directo«. Toda pregunta formulada por el Parlamento a la Comisión ha de ser contestada: «[…] La Comisión contestará oralmente o por escrito a todas las preguntas que le sean formuladas por el Parlamento Europeo o por sus miembros. […]«. Con el Tratado de Roma, la colaboración entre el Parlamento y otros órganos institucionales como el Consejo o la Comisión se ve claramente reforzada de forma que existen múltiples disposiciones comunes.

En 1973 se produce la ampliación de la CEE con la adhesión de Reino Unido, Irlanda y Dinamarca. El 20 de septiembre de 1976, con la resignación del presidente francés Charles de Gaulle, se decide que los parlamentarios europeos sean elegidos mediante sufragio universal por los habitantes de los ya nueves países miembros convocándose elecciones en julio de 1979 en las cuales se debían elegir a 410 europarlamentarios.

Tras una gran polémica en el Parlamento Europeo, se elige a Simone Veil (Partido Liberal Francés) como Presidenta del PE. Para ello la candidata por los independientes italianos, Emma Bonino y el candidato por los demócratas progresistas franceses, Christian La Malène, tuvieron que retirar sus candidaturas. Así, con 183 votos de 380 Simone Veil obtiene mayoría absoluta y se convierte en la primera Presidenta del Parlamento Europeo desde su creación. En 1982 será substituida por el holandés Piet Dankert.

En 1981 se firma el acuerdo de adhesión de Grecia a la CEE con lo que el número de países miembros asciende a diez. Esta nueva adhesión hace que el número de representantes ascienda a 434.

Tras las elecciones de 1984 se elige al francés Pierre Pflimlin como Presidente del PE hasta 1987 cuando le sucede el inglés Lord Plumb en el cargo.

En 1986 se produce la tercera ampliación con la adhesión de España y Portugal, los dos países peninsulares, lo que amplía el número de escaños a 518. En febrero de ese mismo año se firma en Luxemburgo y La Haya el Acta Única Europea que tenía como objetivo alcanzar el Mercado único, aumentar las competencias de la CEE en materias como investigación, tecnología, medio ambiente y seguridad. También fortalecía los derechos y competencias del Parlamento Europeo. Esta ampliación de competencias se refleja, por ejemplo, en lo dispuesto en el apartado 4 del artículo 30: «Las Altas Partes Contratantes aseguran la estrecha asociación del Parlamento Europeo a la Cooperación Política Europea. A tal fin, la Presidencia informará regularmente al Parlamento Europeo de los temas de política exterior examinados en el marco de los trabajos de la Cooperación Política y velará porque en dichos trabajos sean debidamente tomados en consideración los puntos de vista del Parlamento Europeo«. En este tratado también se institucionaliza el Consejo Europeo (que no se debe confundir ni con el Consejo de Europa ni con el Consejo de la Unión Europea). El Consejo Europeo es la reunión de los Jefes de Estado o de Gobierno más el Presidente de la Comisión Europea. Por otro lado, se impulsa una iniciativa común en política exterior y seguridad.

Tras la firma del Acta Única Europea, en 1989 se producen las terceras elecciones del Parlamento Europeo que significa la primera vez que España y Portugal votan de forma conjunto con el resto de países miembros de la CEE.

Tras las terceras elecciones se elige al socialista español Enrique Barón Crespo (1989-1992) y al alemán Egon Klepsch (1992-1994) como nuevos Presidentes del PE para esa legislatura.

El Tratado de Maastricht es el siguiente paso que se da en la CEE. También es conocido como Tratado de la Unión Europea (TUE). Este tratado modifica los de París y Roma y el Acta Única Europea pasando de una mera unión económica a una vocación de unión política. De este modo se crea la Unión Europea (UE) que engloba las tres Comunidades Europeas. Además se crea la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) y la cooperación en asuntos de Interior y Justicia. La firma del tratado se produjo el 7 de Febrero de 1992. Las novedades más importantes del TUE es la consagración de la Europa de los ciudadanos («[…]El presente Tratado constituye una nueva etapa en el proceso de una unión cada vez más estrecha entre los pueblos de Europa, en la cual las decisiones serán tomadas en la forma más próxima posible a los ciudadanos[…]«), establecimiento de la PESC, el establecimiento de la unión económica y monetaria con una divisa única (el futuro euro) y un banco central europeo y, finalmente, la atribución de mayores poderes al PE.

En lo referente al Parlamento Europeo, la atribución de nuevos poderes se puede observar, por ejemplo, en el artículo J.7 en el que se dice que «la Presidencia consultará con el Parlamento Europeo sobre los aspectos principales y las opciones básicas de la política exterior y de seguridad común y velará por que se tengan debidamente en cuenta las opiniones del Parlamento Europeo. La Presidencia y la Comisión mantendrán regularmente informado al Parlamento Europeo sobre el desarrollo de la política exterior y de seguridad de la Unión. El Parlamento Europeo podrá dirigir preguntas o formular recomendaciones al Consejo. Cada año procederá a un debate sobre los progresos realizados en el desarrollo de la política exterior y de seguridad común«. Otra de las nuevas funciones del Parlamento Europeo es la participación en las decisiones referentes a las futuras ampliaciones de la Unión. Así, según el artículo O «cualquier Estado europeo podrá solicitar el ingreso como miembro en la Unión. Dirigirá su solicitud al Consejo, que se pronunciará por unanimidad después de haber consultado a la Comisión y previo dictamen del Parlamento Europeo, el cual se pronunciará por mayoría absoluta de los miembros que lo componen«. En el título II del TUE se incluyen una serie de modificaciones al Tratado constitutivo de la CEE con el fin de constituir la Comunidad Europea. De este modo, el Parlamento Europeo ahora tiene la capacidad de aprobar o derogar las decisiones y recomendaciones a los Estados miembros que tome el consejo mediante el apartado 3 del artículo 138: «[…] El consejo establecerá por unanimidad, previo dictamen conforme del Parlamento Europeo, que se pronunciará por mayoría de sus miembros, las disposiciones pertinentes y recomendará a los Estados miembros su adopción, de conformidad con sus respectivas normas constitucionales«. En el capítulo I referente a las instituciones, también se hace referencia a los partidos políticos europeos: «Los partidos políticos a escala europea constituyen un importante factor para la integración de la Unión. Dichos partidos contribuyen a la formación de la conciencia europea y a expresar la voluntad política de los ciudadanos de la Unión«. Por otro lado, dos novedades importantes para los ciudadanos son las referidas en el artículo 138D por el cual se reconoce el derecho a peticiones al Parlamento por cualquier ciudadano de la Unión y en el artículo 138E, que crea la figura del Defensor del Pueblo y se delimitan sus funciones.

Por otro lado, el tratado reconoce el principio de subsidiariedad, que permite intervenir a la UE cuando y en la medida en que los Estados no pueden alcanzar sus objetivos de forma plena. La creación del Banco Central Europeo también es fruto del Tratado de Maastricht y, junto a él, la moneda única.

En esta legislatura se elige al alemán Klaus Hänsch como nuevo Presidente del PE hasta que en 1997 es reemplazado por el popular español José María Gil Robles.

En 1995 se incorporan Austria, Finlandia y Suecia. Antes de las elecciones de 1994 ya se había firmando los tratados de adhesión de los tres países pero su entrada formal en la Unión se había fijado para el año 1995. Por esta razón, aunque el número de países participantes en las elecciones de 1994 es el mismo que en las elecciones de 1989, el número de escaños pasa de 518 a 567. Así, se ajusta el número de escaños de los países miembros para que la proporcionalidad de habitantes/escaño siga siendo la misma tras la entrada de los nuevos miembros.

Los días 16 y 17 de junio de 1997, el Consejo de la Unión Europea aprueba el Tratado de Ámsterdam. El Tratado, que será firmado el 2 de octubre del mismo año, es una reforma del Tratado de Maastricht (TUE). Uno de los puntos que se incluyen en el Tratado es la creación del Alto Representante de la PESC. Además se aumenta el control del Parlamento sobre la Comisión y se tratan varios aspectos fundamentales que habían quedado pendientes en el Tratado de Maastricht como empleo, libre circulación de ciudadanos, justicia, política exterior y la reforma institucional. Por último, en base a este Tratado, en 1997 nace la Europol que comenzará a funcionar en 2004.

En lo referente al Parlamento Europeo, con el Tratado de Ámsterdam se fija un número máximo de diputados mediante el artículo 137 que dice que «el número de miembros del Parlamento Europeo no excederá de setecientos» y se incluye un nuevo apartado al artículo 138 que dice así: «El Parlamento Europeo establecerá el estatuto y las condiciones generales de ejercicio de las funciones de sus miembros, previo dictamen de la Comisión y con la aprobación por unanimidad del Consejo«. De este modo, es el propio Parlamento el que regula las funciones de los propios diputados. Como puede verse, las modificaciones del Tratado de Ámsterdam se centran en otros aspectos que no son el Parlamento Europeo ya que no se produce un aumento de competencias, sino que, más bien, se modifica ligeramente la manera de regular su funcionamiento.

El 26 de Marzo de 1999, durante el Consejo Europeo de Berlín, se crea un acuerdo denominado Agenda 2000 que tiene como objetivo reforzar las políticas comunitarias y crear un nuevo marco financiero para los años siguientes.

Para la quinta legislatura del PE se elige a la francesa Nicole Fontaine como Presidenta de dicha cámara hasta el 2002 y en ese año al irlandés Pat Cox hasta las siguientes elecciones.

Entre los días 7 y 9 de diciembre de 2000, el Consejo Europeo reunido en Niza aprueba el Tratado que lleva el nombre de dicha ciudad, tal vez uno de los más polémicos en la historia de la Unión Europea y que fue una de las causas que llevaron a convocar la Conferencia Intergubernamental (CIG) del 2004. El Tratado de Niza se firma en 26 de febrero de 2001 y entra en vigor el 1 de febrero de 2003, tras un difícil proceso de ratificación por los 15 estados miembros. Uno de los puntos más importantes que se actualizaban en el Tratado de Niza era la reforma institucional, que en Ámsterdam había quedado sin un consenso claro en casi ningún punto. Así, se reformó el reparto de votos en el Consejo de la Unión Europea por una doble mayoría de estados miembros y votos.

En cuanto al Parlamento Europeo se estableció que el número de escaños sería de 732 (artículo 189), lo cual superaba el límite establecido en Ámsterdam. El Tratado de Niza modificó el artículo 190 permitiendo que el estatuto de los diputados europeos fuera aprobado por el Consejo por mayoría absoluta y que se pudiera ejercer un mayor control sobre la fiscalidad de los mismos: «El Parlamento Europeo establecerá el estatuto y las condiciones generales de ejercicio de las funciones de sus miembros, previo dictamen de la Comisión y con la aprobación del Consejo por mayoría cualificada. Toda norma o condición relativas al régimen fiscal de los miembros o de los antiguos miembros se decidirán en el Consejo por unanimidad«. Por último, se modifica el artículo 191 añadiendo «El Consejo, de conformidad con el procedimiento previsto en el artículo 251, establecerá el estatuto de los partidos políticos a escala europea, y en particular las normas relativas a su financiación«. También se abordaba el tema de la reducción del tamaño de la Comisión Europea.

Aún así, desde muchos estamentos de la Unión Europea se consideró que el Tratado de Niza había sido un fracaso puesto que, en realidad, no se había conseguido el objetivo último de simplificar la estructura institucional de funcionamiento de la Unión Europea. Por otro lado, durante la firma del Tratado de Niza también se firmó la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Este documento recoge en un único texto el conjunto de derechos civiles, sociales, económicos y políticos de todos los ciudadanos europeos. Aún así, por oposición del Reino Unido, aunque se dio validez legal a la Carta no se le otorgó carácter vinculante. Con todo esto se acordó la convocatoria de la CIG de 2004 para tratar los asuntos que quedaron sin tratar o sin consenso.

En el TUE se preveía la creación de una Unión Monetaria mediante la introducción de la moneda única, el euro (€). En 1999 las monedas de los diferentes estados de la denominada Eurozona dejaron de existir aunque seguían en circulación a la espera de la fabricación de las monedas y billetes de euros. Al fin, el cambio de moneda física se produjo el 1 de enero de 2002. El Euro ha marcado uno de los momentos claves de la integración dentro de la Unión Europea completando la unión económica y monetaria de los miembros de la Unión.

A partir del Tratado de Niza, la Unión se plantea la manera de abordar la entrada de nuevos miembros sin que las instituciones de la UE se vuelvan demasiado complejas y poco transparentes al ciudadano. De este modo, el Tratado de Niza significo un fracaso que acaba desembocando en la Convención sobre el futuro de Europa del año 2002 y que significa la entrada a una grave crisis dentro de la UE. La salida fue la firma del Tratado de Lisboa, en lo cual el Parlamento Europeo tuvo un papel clave.

En febrero de 2002 se convoca una Convención para redactar un nuevo tratado sobre el cual se cimentase la Unión Europea. Esto traía una importante novedad sobre la forma de actuar de las reformas dentro de la UE. Anteriormente todos los tratados eran modificaciones sobre los tratados anteriores. En este caso se pretendía crear un nuevo texto desde cero que sustituyese a los demás tratados. Los trabajos de la Convención terminan en julio de 2003 con un documento denominado «proyecto de Tratado por el que se instituye una Constitución para Europa» por lo que se convoca una Conferencia Intergubernamental para octubre de ese mismo año donde se deberían llevar a cabo las negociaciones para modificar los puntos necesarios para llegar a un acuerdo entre todos los estados miembros. El acuerdo llego tras casi un año de negociaciones, el 18 de junio de 2004 por lo que se creaba la primera Constitución para Europa. En el texto final, y en lo referente al Parlamento Europeo, se aumentaba el número de escaños máximo a 750 y cada Estado tendría un mínimo de 6 representantes y un máximo de 96. Así, antes de las elecciones de 2009 se debería llegar a un acuerdo sobre el número definitivo de escaños atribuidos a cada país basándose en la proporcionalidad decreciente.

El 1 de Mayo de 2004 se había producido la adhesión de los diez nuevos miembros en lo que hasta ahora ha sido la mayor ampliación de la Unión: Estonia, Letonia, Lituania, Malta, Chipre, Eslovenia, Hungría, República Checa, Eslovaquia y Polonia.     Tras la adhesión y el acuerdo sobre el tratado constitucional se convocan en julio las sextas elecciones al Parlamento Europeo, en esta ocasión, con la participación de los diez nuevos miembros, es decir, un total de 25 países.

El día 20 de Julio, tras conocerse los resultados de las elecciones y habiéndose constituido el Parlamento Europeo, se elige al socialista español Josep Borrell como Presidente del mismo hasta el año 2007, cuando sería reemplazado por el popular alemán Hans-Gert Pöttering.

El 29 de octubre de 2004 se firma en Roma, por todos los jefes de Estado o de Gobierno de los países miembros de la UE, el Tratado por el que se establece una Constitución para Europa. El TCE representa un paso más en la cohesión política de la Unión. Se hace vinculante la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (parte I, título II) y se hacen oficiales los símbolos de la UE (parte I, título I, artículo 8). Por otro lado, con el TCE se crea un Tratado que al sustituir a los anteriores facilita el acercamiento del ciudadano europeo con las instituciones de la UE al hacerlas al mismo tiempo más claras y transparentes al dotarlas de nuevas herramientas para ello. En lo referente al Parlamento Europeo, en el título I de la parte I se incluye un artículo completo sobre el Parlamento (artículo 20). De este modo, «el Parlamento Europeo ejercerá conjuntamente con el Consejo la función legislativa y la función presupuestaria. Ejercerá funciones de control político y consultivas, en las condiciones establecidas en la Constitución. Elegirá al Presidente de la Comisión«. En el mismo artículo se fija la composición del PE: «El Parlamento Europeo estará compuesto por representantes de los ciudadanos de la Unión. Su número no excederá de setecientos cincuenta. La representación de los ciudadanos será decrecientemente proporcional, con un mínimo de seis diputados por Estado miembro. No se asignará a ningún Estado miembro más de noventa y seis escaños«. La sección 1, del capítulo I del título VI (funcionamiento de la Unión) se refiere también al Parlamento Europeo. En esta sección se define la elección de los diputados europeos y se refiere a la creación de partidos políticos de dimensión europea. De este modo, se introducen algunas novedades en el funcionamiento del Parlamento Europeo pero sus competencias no se modifican de manera importante.

El 12 de enero de 2005 el Parlamento Europeo aprueba una resolución con 500 votos a favor, 137 en contra y 40 abstenciones por la que aprueba el Tratado y recomienda a los estados miembros que comiencen el proceso de ratificación. Así, cada país debía decidir si la ratificación sería por vía parlamentaria o mediante referéndum. La mayoría de los países eligieron la vía parlamentaria pero España, República Checa, Dinamarca, Francia, Irlanda, Luxemburgo, Holanda, Polonia, Portugal y Reino Unido decidieron seguir la vía del referéndum. España fue el primer país que llevó a cabo el referéndum con una clara victoria del SÍ. En cambio, en Francia, el NO gana por 54,87% de los votos con lo que surge el miedo que suceda la mismo en otros países. Tras una discreta victoria del SÍ en Luxemburgo llega el NO holandés. Estos dos votos en contra significan la parada del proceso de ratificación en muchos de los demás estados y el inicio de una grave crisis en el seno de la Unión Europea.

El 1 de enero de 2007 se produce la adhesión de Rumania y Bulgaria, los dos últimos miembros de la Unión Europea. Quince días después, el 16 de enero, se producen elecciones en estos dos países para elegir a sus representantes en el Parlamento Europeo (35 por Rumania y 18 por Bulgaria) por lo que este ya cuenta con un total de 785 eurodiputados.

La solución a la grave crisis abierta tras el NO francés y holandés al Tratado Constitucional vino de la mano de la Presidencia alemana del Consejo de la Unión Europea. El 25 de marzo de 2007 se convoca una cumbre informal en Berlín con motivo del 50 aniversario de los tratados de Roma. Durante esta cumbre se firmó lo que se vino a llamar Declaración de Berlín, redactado por la Presidencia alemana, y que recogía los valores y ambiciones de la Unión Europea. Este fue el paso previo para el acuerdo sobre un tratado de reforma. Este tratado se materializó en el Tratado de Lisboa. Este tratado se firmó el 13 de diciembre de 2007 en la capital lusa por todos los Jefes de Estado o de Gobierno de los 27 estados miembros y se espera que antes de las elecciones de 2009 se encuentre ratificado por todos los países de la Unión.

Con el Tratado de Lisboa, se crea la figura de Presidente del Consejo Europeo. También se modifican las competencias del Alto Representante de la PESC. En cuanto la toma de decisiones en el Consejo, a partir de 2014 se empezará a aplicar la doble mayoría (un 55% de estados miembros, con un mínimo de quince, que englobe a un 65% de la población), aunque Polonia a obtenido la concesión de poder lograr una minoría de bloqueo, y el numero de materias que pueden ser acordadas por mayoría cualificada pasa de 36 a 87. Por último, una de las novedades más importantes es que la Carta de Derechos Fundamentales pasa a tener carácter vinculante.

Como se puede ver, a lo largo de los más de 50 años de historia del Parlamento Europeo, se ha producido un lento pero continuo aumento de sus competencias. Es por ello, que el Parlamento Europeo es una de las herramientas más importantes, o mejor dicho, la principal herramienta que tenemos los ciudadanos para inferir en el futuro y las decisiones de la UE. Si no votamos nuestra voz no se oirá en Europa. Tal vez sea mejor implicarse un poco y perder un par de minutos en leer aunque sea por encima algun programa electoral para saber que papeleta debemos introducir en las urnas del 7 de Junio. Así, después no tendremos la necesidad de lamentarnos por lo que pueda (o no pueda) suceder.


Elecciones 2009 15 febrero 2009

Posted by cientificoloco88 in Elecciones Europeas 2009, Unión Europea.
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2 comments

Se acerca la época de elecciones europeas. El 7 de Junio los españoles votaremos a nuestra representación en el Parlamento Europeo y durante esas fechas se irán sucediendo las elecciones al PE en el resto de los paises de la Unión Europea.

Muchos piensan que, a diferencia de las elecciones locales, autonómicas y nacionales, las elecciones al Parlamento Europeo son poco importantes y apenas afectan a nuestro dia a día. Error, tremendo error. Las decisiones del Parlamento Europeo nos afectan del mismo modo que las decisiones del Parlamento español, las Cortes regionales o el Pleno del Ayuntamiento de nuestra ciudad. Cualquier decisión adoptada o ratificada en el Parlamento Europeo debe ser adoptada en los diferentes Estados mediante una ley nacional. Existen múltiples ejemplos muy conocidos de proyectos que han pasado por el PE: la normativa de aduanas, las becas Erasmus, la declaración de Bolonia, el Tratado de Lisboa, los Fondos Europeos de Desarrollo Economico Regional (FEDER), la fallida directiva de la jornada laboral de 65 horas…

Claramente la composición del Parlamento Europeo nos afecta. Por esta razón, voy a abrir una pequeña sección en el blog en la que recogeré artículos relacionados con las elecciones europeas y el Parlamento Europeo. Y que mejor modo que un artículo sobre la Historia del Parlamento Europeo, sobre su creación y evolución a lo largo de estos 50 años. Y la fecha elegida para dicho artículo es el 18 de Febrero. Así que, teneis una cita con la Historia del Parlamento Europeo. Os espero.